8 motivos para empezar a ahorrar con LED

LEDs en todos los sitios, y es normal, porque casi todo lo relacionado con la tecnología Light Emitting Diode (diodo semiconductor que emite luz al ser atravesado por una corriente eléctrica) son auténticas ventajas.

Así que, si aún eres de los que desenroscan bombillas tradicionales en casa, presta atención porque después de leer esto, vas a hacerlo por última vez:

  1. Es más segura que la luz tradicional, porque es menos contaminante: no tiene mercurio ni tungsteno. Además, reduce las emisiones de CO2 en un 80%.
  2. Dura muchísimo más: hasta 45.000 horas de uso (más e 15 años, si la encendemos unas 8 horas al día), con un mantenimiento mínimo.
  3. No genera calor, así que no quema (el 80% de la energía que consume se convierte en luz, al contrario que la bombilla incandescente, que pierde ese mismo porcentaje en forma de calor).
  4. Ahorro energético (por el motivo anterior, consumen hasta un 85% menos que las bombillas tradicionales). En la factura de la luz economizarás entre 50€ (comparada con una incandescente) y 275€ (con una halógena).
  5. Resiste temperaturas más extremas que las bombillas incandescentes, además de mayor humedad y vibraciones.
  6. Encendido instantáneo.
  7. Resistente a un enorme número de ciclos sin perjuicio para su rendimiento (las veces que se enciende y se apaga).
  8. Reproduce los colores con una gran fidelidad, con un índice cromático de 80 sobre 100. Tiene, además, diferentes tonos de luz (fría, cálida) para ajustarse a todo tipo de ambientes.

Después de todos estos motivos, la única pregunta que cabe hacerse es ¿cómo elegiré mis nuevos LEDs y cómo los instalo? Pues muy fácil:

 

CONSEJOS DE INSTALACIÓN:

Sustituir una bombilla incandescente por una de LED es exactamente igual para la mayoría de los modelos. Eso sí, en el caso de las halógenas deberemos comprobar el voltaje y tipo de portalámparas, seleccionando las mismas características para nuestro nuevo LED.

Si el halógeno es de 12 V necesitaremos un LED con transformador, a diferencia de si se trata de un foco de 230 V. Aunque es recomendable si se va a sustituir a la vez todos los focos de una misma estancia y son focos halógenos con transformador anular dicho transformador e instalar LED de alimentación a 230V.

Si, por el contrario, queremos sustituir un tubo fluorescente por uno LED, también tenemos que quitar el transformador (o cebador), y el balastro, y conectar los tubos directamente a la red de 220 V.

¿QUÉ HAY DEL COLOR?

Hay tres tipos de luz: blanco cálido, blanco frío y blanco neutro. Adamas de modelos RGB con todas las combinaciones cromáticas posibles.

Esto nos vendrá determinado por los grados Kelvin de nuestra bombilla LED. Cada uno tiene una aplicación práctica: el blanco frío (6000K), para sitios que requieran luz potente, como trasteros, garajes, almacenes…; mientras que el blanco cálido (3.000K) ofrece un ambiente agradable en habitaciones, salones y lugares que requieran luz ambiental. El blanco puro (4.500K), para baños, cocinas y sitios de trabajo.

 

Y, PARA NOTA…

Te gustará saber que el LED no es tan reciente como parece: fue inventado en 1962 por el ingeniero americano Nick Holonyak. Su LED rojo se convirtió en el indicador de encendido/apagado casi oficial para todo tipo de aparatos eléctricos. El LED blanco tardó bastante más en llegar. Fue en 1993, y desde entonces empezó a conquistar el hogar gracias a todas estas ventajas que te hemos contado hoy.

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